El día de hoy es el aniversario del nacimiento de Vinicio. Un amigo realmente muy especial. Creo que fue mi primer amigo; empezó siendo únicamente el vecino de enfrente, que conocí después de que mi mami murió, pero conforme fuimos conviviendo, se convirtió en una persona muy importante en mi vida; que me guió, me aconsejó, me consoló y me regañó cuando fue necesario, creo que Dios me lo envió para que me ayudara a sobrellevar el enorme vació que sentía con la partida de mi mami. Con él conocí el verdadero significado del amor, ya que veía el amor que él tenía y demostraba con su mamá, sus hermanas, sus sobrinos; y luego con nosotras, (mis hermanas y yo), realmente se preocupó por que estuviéramos bien.
Aunque prácticamente éramos de la misma edad, recuerdo que su presencia imponía orden y respeto, cuando a veces estábamos con mis hermanas discutiendo por algo que alguna no quería hacer, el llegaba y nos organizaba y luego siempre terminábamos platicando por largas horas. Recuerdo que a veces ya era muy tarde en la noche y nosotros siempre teníamos diferentes temas para conversar y nos sentábamos en las gradas del edificio o en el pasillo por horas a hablar y ver el cielo y las estrellas. También recuerdo que muchas veces salíamos a correr muy temprano en la mañana, antes del amanecer, y luego nos quedábamos sentados viendo como el sol empezaba a asomarse y se podían ver en el horizonte sus primeros rayos.
Mi cumpleaños era una fecha que él no olvidaba, y aunque cada uno tenía diferentes cosas que hacer, si él se iba antes que yo a estudiar pasaba a mi casa a darme mi abrazo, y si yo me iba antes, el estaba pendiente cuando yo salía de mi casa para salir a felicitarme y darme mi abrazo. Desde el día que nos conocimos, nos veíamos a diario y hablábamos prácticamente a diario, creo que la única vez que nos distanciamos fue cuando yo me fui por ocho días a un campamento a los 15 años, después de eso, nos veíamos prácticamente a diario, y aunque con el tiempo ya no hablábamos tanto, siempre conversábamos aunque sea un ratito.
El tenía el don para enseñar; recuerdo que a él recurría cuando me dejaban algún trabajo complicado, me sentía más tranquila si él revisaba algunos de mis trabajos, y si sacaba notas excelentes siempre se las enseñaba a él y me felicitaba. El fue muy buen estudiante, y con facilidad para la oratoria, recuerdo que estando yo en tercero básico iba a participar en el concurso de oratoria, y él me ayudó a prepararme, y aunque no gané, recuerdo que si clasifique en dos de las rondas a nivel del instituto, quedamos muy satisfechos con el resultado.
Siempre compartió con otras personas dándoles a conocer el amor de Dios, con niños, con jóvenes, o con adultos. Esa era su verdadera vocación, aunque no hablábamos tanto del futuro, recuerdo que en alguna ocasión me mencionó que quería ser misionero, para poder ayudar a todos los que necesitaban saber del amor de Dios y de los planes que tenía Dios para sus vidas. Estuvo planeando su viaje por algún tiempo, ya que tenía que dejar resueltos algunos asuntos aquí. Sin darnos cuenta se llegó el momento de su partida; aún recuerdo la noche antes de su partida, hablamos por horas, pero no nos despedimos, recuerdo a la mañana siguiente que yo ya me iba a la universidad y me iba a ir sin despedirme de él, al empezar a bajar las gradas el salió y nos despedimos con un fuerte abrazo. Mientras él estuvo fuera, escribía por carta eventualmente (a principios de los noventa era prácticamente el único medio de comunicarse), y un par de veces me llamó su mamá, porque dentro de las cartas que le escribió me mandaba algún mensaje, o simplemente me ensañaban las fotos que enviaba. Primero iba a ser un viaje de seis meses, pero al cumplirse los seis meses recuerdo que me contaron que él había decidido quedarse más tiempo y se prolongaría por seis meses más, ya que venía de regreso a América envió una grabación en cassette, y su familia me llamo para escucharlo, porque me enviaba un mensaje, realmente hoy día no recuerdo su mensaje exacto, solo recuerdo la emoción de escuchar nuevamente su voz, en ese corto mensaje para mi, seguro me decía que me portara bien, siempre me decía eso. El era mi apoyo en muchas cosas. Lamentablemente en su último viaje contrajo malaria, y no lograron salvarlo, y murió, con tan solo 21 años, murió...
Nunca imaginé que aquella mañana nuestro abrazo de despedida sería el último abrazo que nos daríamos. Gracias a Dios tuve la oportunidad de decirle lo importante que era en mi vida y lo mucho que lo quería, aunque era algo que yo sabía que no tenía necesidad de decirlo, porque él lo sabía.
Es indescriptible el vacío que sentimos todos con su partida, definitivamente sólo Dios es quien nos permitió encontrar la aceptación de su voluntad. Para mí, él sigue siendo mi mejor amigo, al igual que mi mami, aunque ya no estén físicamente, siguen conmigo.
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